Taxativo

Cada vez que me cruzo
con Armando Tempore sucede lo mismo.
Le digo que "nos vemos, Mandi" y el plomazo me responde:
"cuándo puedas y quieras";
si se me llegase a ocurrir el retrucarle algo
sé que él tiene tiempo disponible para mí y, peor aún,
pautaría algo inmediatamente en su agenda.
Es un buen tipo, pero qué se yo...
¿fijar algo? ¿para qué?
¿qué tiene que decirme o qué puede ofrecerme?
Yo me encontraría con él.
Cada vez que nos juntamos la paso bien.
El habla poco. Me escucha.
Le cuento las cosas en las que estoy y me hace preguntas.
Tiene una memoria monstruosa.
Relaciona lo que le estoy contando
con otras cosas que le he dicho antes
y, por suerte, muchas veces concuerdan,
pero cuando no coinciden mis intenciones o mi diagnóstico
con alguna apreciación que le he referido anteriormente
se pone pesado queriendo saber
qué es lo que cambió de entonces a ahora.
Yo no sé cómo hace, pero Armando siempre está tranquilo
y tiene tiempo para pensar. Reflexiona
sobre uno, sobre el otro, sobre el mundo,
está informado de los últimos avances de la ciencia... es impresionante.
Lo que más me gusta de él es que nunca opina desde una postura interesada.
Tampoco habla de lo que no sabe, se excusa.
El siempre piensa en el interés del otro, en su bienestar.
La verdad es que no me vendría mal encontrármelo.
¡La próxima vez que me lo cruzo, arreglo!