Extrañas Grafías III

La escena era perfecta.
Pero algo me llamaba la atención.
Tal vez era la disposición de las cosas, sin superposición alguna.
O las hojas de las plantas, por ejemplo, que no presentaban detalles.
Sus colores eran plenos, sin sombras de ningún tipo.
Un hallazgo me sobresaltó: la inexistencia de dimensiones.
Todo se presentaba aparentemente plano, y muy artificial.
Hasta la blanca sonrisa de la gente que deambulaba sin prisa y relajada por
el boulevard de pinos que bordea a la vía.
La fragancia, indescifrable, era siempre la misma, e impregnaba a todo.
El canto de los pájaros era rítmico, simétrico, y repetitivo. Al igual que el
suave rugido de motores, bocinas y frenadas intempestivas en presuntas
calles lejanas.
Me llamó la atención que hubiera un muro pintado, ilustrado.
La imagen repetida y simétrica de un extraño insecto armado y abanderado me resultó terrorífica.+